viernes, 25 de diciembre de 2009


El silencio de los objetos
Santander 2010
Mª José Gómez Redondo
Me gustaría encontrar objetos que no tuvieran nombre, es decir, objetos salvajes, no culturizados no incluidos en una palabra, en una forma.
Hoy en nuestro medio parece imposible, si ese objeto no tiene un nombre específico tendrá un nombre común, una utilidad, una especie ...
Al menos buscaré objetos que necesiten dos palabras, estos objetos ofrecen más resistencia a la formalización, no son salvajes, pero no están totalmente domesticados.
En este mundo de semi-objetos me encuentro los materiales…
En ellos la pérdida de forma acentúa su disolución física hasta llegar a no percibirse nada mas que la materia que lo componen, quedando despojados de su uso.
Estos objetos son fragmentarios desperdicios expuestos a la memoria fotográfica, que los reducirá a su apariencia visual, tomados por un artilugio que no hace sino reproducir nuestra forma de ver para enseñarnos a mirar de una forma.

¿Qué es lo que queda de estas fotos, de la destrucción, aparte de la destrucción misma del objeto fotografiado?
Quedan las otras fotos, las que no se hicieron, las que se podrían haber hecho, todas las posibilidades que son inherentes al hacer fotográfico y que son eliminadas por la propia foto.
En estos viajes al mismo sitio, siempre cabe hacerse esta pregunta: ¿siempre se vuelve al mismo lugar? ¿realmente se repite el mismo proceso?
Este tipo de viaje nos abre la posibilidad de viajar hacia dentro, comprobar como nuestro interior se transforma en el viaje. Se transforma a la vez que se transporta.
Miro la imágenes le la exposición y me es difícil diferenciar de cada una de ellas cuáles fueron tomadas directamente, cuáles son fotos de aquellas, fotos tomadas en el estudio sobre la mesa de luz, cuáles fueron realizadas en fechas posteriores. Sólo después de mirar las huellas del deterioro de los objetos, el desenfoque, la pérdida de nitidez y color que produce la realimentación de los procesos puedo extraer pistas sobre el origen de algunas fotos. No tocaron todas el objeto pero todas lo destruyen...
Nos resulta difícil creer en la imagen como prueba y dudamos que el fotógrafo estuvo allí, sólo vemos un papel, y en él la imagen de un objeto parcialmente destruido, el silencio del objeto.